martes, 27 de junio de 2023

MEGANEURA EL INSECTO GIGANTE, EMPARENTADO CON LAS LIBÉLULAS, VOLABA SOBRE LA TIERRA HACE 300 MILLONES DE AÑOS.

 Los estudios revelan que los insectos aparecieron en la Tierra hace aproximadamente 480 millones de años, en el periodo Ordovícico, al mismo tiempo que las plantas terrestres. ​Dentro de las grandes familias de la clase Insecta, destaca el Meganeura, un género extinto de insectos emparentados con las libélulas actuales. Entre sus especies más importantes se encuentra la Meganeura monyi, el insecto más grande que la historia de nuestro planeta ha visto.


Sus fósiles se descubrieron en Francia, en 1880. Cinco años después, el paleontólogo francés Charles Brongniart describió el fósil y le dio el nombre con el que le conocemos en la actualidad. Otro espécimen fósil se encontró en Bolsover, Derbyshire, en 1979.



El Meganeura monyi vivió en el período Carbonífero (hace 300 millones de años). Su hábitat eran los bosques de carbón y son anteriores a los dinosaurios en casi 100 millones de años. Pero lo más sorprendente era su longitud: los vestigios revelan que alcanzó una envergadura de 75 cm, lo que lo convierte en el insecto más ancho que haya existido en nuestro planeta. Era un insecto carnívoro que se alimentaba de otros insectos o incluso de pequeños reptiles y anfibios.

Se sospecha que es poco probable que habitara en entornos densamente boscosos donde sus alargadas alas se habrían dañado fácilmente. En cambio, la especie vivía en hábitats más abiertos y poseía ojos compuestos muy agrandados, hipertrofiados dorsalmente. El Meganeura monyi podía volar más rápido que las libélulas actuales, que pueden volar a 50 kilómetros por hora. También tienen una vista magnífica, ya que el 50% de su cabeza son ojos.

Esto le permitía una visión a larga distancia por encima del animal en vuelo, un rasgo que comparten con las libélulas halcón modernas. Para cazar, sacaba provecho de sus robustas mandíbulas con dientes afilados, fuertes espinas de las tibias y los tarsos, y una pronunciada asimetría torácica. Todo ello lo podemos encontrar en las actuales libélulas para capturar presas mientras vuelan.


¿Por qué los insectos de los periodos prehistóricos eran tan grandes?.

La principal teoría es el exceso de oxígeno en la atmósfera de la Tierra en aquel entonces. Esto obligó a los insectos jóvenes a crecer más para evitar el envenenamiento por oxígeno.

Las libélulas y las cucarachas gigantes eran comunes durante el periodo Carbonífero, que duró entre 359 y 299 millones de años. Durante esta época surgieron vastos bosques pantanosos de tierras bajas en donde los niveles de oxígeno en la atmósfera eran de alrededor del 30 por ciento, es decir, casi un 50 por ciento más altos que los niveles actuales.

Según teorías sobre el gigantismo de los insectos, este entorno rico en oxígeno permitía a los insectos adultos crecer hasta alcanzar tamaños cada vez mayores sin dejar de satisfacer sus necesidades energéticas.

viernes, 2 de junio de 2023

HECES PREHISTÓRICAS REVELAN DOS OLAS DE EXTINCIÓN DE MEGAFAUNA EN COLOMBIA.

 Esporas de hongos encontradas en excrementos de animales revelaron  que dos olas de extinción  afectaron a la megafauna prehistórica, (los animales de más de 45 kilos), de los Andes colombianos.

Las esporas de hongos coprófilos son consumidas por grandes herbívoros, como la megafauna prehistórica, y luego germinan en sus heces, por lo que su presencia en muestras de sedimento revela que estos animales vivieron en un lugar y tiempo determinado.



El estudio, liderado por investigadores colombianos de la Universidad de Exeter (Reino Unido) determinó que la megafauna se extinguió localmente en el Pantano de Monquentiva, (Cundinamarca)  hace unos 23.000 años, y nuevamente hace unos 11.000 años, con grandes repercusiones en los ecosistemas.

El equipo estudió muestras de la turbera del Pantano de Monquentiva, a unos 60 kilómetros de Bogotá en la cordillera oriental, explica la universidad en un comunicado.



Al analizar las muestras de esporas de hongos coprófilos, así como polen fósil y carbón vegetal, el equipo pudo investigar la extinción de esos herbívoros y las consecuencias de esta extinción para la abundancia de las plantas y la ocurrencia de incendios.

"Descubrimos que el ecosistema de Monquentiva cambió drásticamente cuando desapareció la megafauna; aumentó la abundancia de algunas especies de plantas y hubo más incendios forestales", dijo Dunia Urrego, de la Universidad de Exeter y una de las firmantes del estudio.

El análisis de las esporas de hongos no permite determinar qué animales estaban presentes en la zona, pero las que se sabe que deambulaban por Colombia en este período incluyen el armadillo gigante (Glyptodon sp.) y el perezoso terrestre gigante (Megatherium sp.), similar a los actuales pero que llegaban a medir hasta seis metros de altura.



Los hallazgos muestran que durante miles de años existió abundante megafauna en el área, que desapareció por completo hace unos 23.000 años.

Unos 5.000 años después, la megafauna volvió a vivir en la zona, aunque en menor número, antes de que otra oleada de extinción, hace unos 11.000 años, la redujera casi a cero.

Se desconoce la causa de estas extinciones locales, pero los cambios climáticos y la caza por parte de los humanos son dos posibilidades. Otros investigadores han sugerido que la causa pudo ser el impacto de un meteorito, agrega la nota.

"Tras la desaparición de la megafauna, la vegetación en Monquentiva sufrió una transición, con más plantas leñosas y comestibles (aquellas preferidas por los animales de pastoreo) y la pérdida de plantas que dependen de los animales para dispersar sus semillas", declaró Felix Pym, autor principal del estudio.

La investigación muestra, en general, que este hábitat de páramo fue muy sensible a la disminución de sus poblaciones de megafauna.


El documento concluye que, dada la crisis actual de la biodiversidad, los esfuerzos de conservación y control de áreas silvestres deben tener en cuenta los efectos de la disminución de herbívoros locales en la dispersión de ciertas especies de plantas, la ocurrencia de incendios y la posible pérdida de servicios ecosistémicos (los beneficios que los humanos obtienen de la naturaleza).