lunes, 20 de enero de 2025

WILLIAM SMITH, CREADOR DEL PRIMER MAPA GEOLÓGICO DE LA HISTORIA..

 Además de ser el creador del primer mapa geológico de la Historia, se le considera como el «padre» de la moderna estratigrafía.

  William Smith , geólogo británico,  (23 de marzo de 1769 – 28 de agosto de 1839).




A la edad de dieciocho años, en 1787, encontró trabajo como auxiliar para Edward Webb, topógrafo. Aprendió rápido, y pronto se hizo perito. Atravesó las tierras de Oolitic de Oxfordshire y de Gloucestershire, las arcillas del Lias y los marls rojos de Warwickshire y de otros distritos, estudiando sus variedades de estratos y de suelos.

En 1793 ejecutó los exámenes para la línea del canal del carbón de Somerset, en el curso de el cual confirmó una suposición anterior, que el buzamiento de los estratos que medía sobre el carbón no eran horizontales, sino inclinados en una dirección -hacia este- para terminar sucesivamente en la superficie.


Observó las capas de la roca, viendo que cada conjunto de estratos particular se podría identificar por los fósiles que contenía, y que las mismas sucesiones de rocas y grupos fósiles, de más antiguos a más recientes, se podían encontrar en muchas partes de Inglaterra. Esto dio a Smith una hipótesis comprobable, que llamó el principio de sucesión faunística, y comenzó su búsqueda para determinar si las relaciones entre los estratos y sus características eran constantes a través del país, durante recorridos subsecuentes, primero como topógrafo (designado por el ingeniero Juan Rennie) para la compañía del canal, hasta 1799 cuando lo despidieron. Después siguió tomando muestras y trazó las localizaciones de los varios estratos, y exhibía el grado vertical de los estratos, y dibujaba continuamente secciones representativas y las tablas de lo que vio.

El principio de la sucesión faunística o de la correlación establece que el contenido fósil de las rocas sedimentarias varía verticalmente en un determinado orden y que cada conjunto se puede identificar horizontalmente a distancias considerables. Es decir, en rocas de diferentes edades se conservan fósiles correspondientes a organismos paleobiológicos diferentes (variación vertical) y para cada edad se pueden identificar fósiles de los mismos taxones en áreas alejadas (correlación horizontal). La base de este principio es la irreversibilidad de la evolución biológica, una vez que una especie se ha extinguido, no vuelve a aparecer.



Encontró que aunque variase la composición litológica de los estratos, los de la misma edad contenían los mismos fósiles. Con esto creó las bases de la aplicación de la paleontología a la geología, es decir, la «Paleontología estratigráfica» y concluyó, asimismo, que los organismos habían cambiado en el tiempo. Estableció las bases de la bioestratigrafía, utilizando los fósiles como herramienta para caracterizar, subdividir y correlacionar estratos de regiones diferentes y, principalmente, ordenarlas en una secuencia temporal relativa. Está considerado como el creador de la moderna estratigrafía.




En 1815 publicó el primer mapa geológico del mundo. Cubría el conjunto de Inglaterra y de País de Gales. Los símbolos convencionales fueron utilizados para marcar minas de los canales, de los túneles, de los tranvías y de los caminos, de las minas de carbón, del plomo, del cobre y de la lata, junto con trabajos de la sal y del alumbre.

Los varios tipos geológicos fueron indicados por diversos colores; los mapas eran coloreados a mano. Sin embargo, el mapa es notable similar a los mapas geológicos modernos de Inglaterra.



En 1816, comenzó la publicación de los estratos identificados por los fósiles organizados, con las figuras impresas en el papel para corresponder un cierto grado con la tonalidad natural de los estratos. En este trabajo (de los cuáles solamente cuatro fueron publicados, 1816-19) se ejemplifica el gran principio que estableció de la identificación de estratos por su restos orgánico incluido. Desafortunadamente, sus cartas eran pronto plagiados y vendidos a precios más bajos. Por ello se endeudó y finalmente se arruinó.



En 1817 dibujó una sección geológica notable de Snowdon, en Londres. La colección de Smith de fósiles fue comprada en 1816-18 por el Museo Británico.

En 1817 una porción del catálogo descriptivo fue publicada bajo título de un sistema Stratigraphical de fósiles organizados. El mapa fue reducido a una forma más pequeña en 1819; y a partir de esta fecha a 1822, veintiun cartas geológicos del condado separado y a varias hojas de secciones fueron publicados en los años sucesivos, el conjunto que constituía un atlas geológico de Inglaterra y de País de Gales.



No era hasta febrero de 1831 que la Sociedad Geológica de Londres confirió a Smith la primera medalla Wollaston en el reconocimiento de su logro. Estaba en esta ocasión el presidente, Adán Sedgwick, quien refirió a Smith como ”el padre de la geología inglesa”. Smith viajó a Dublín con la asociación británica en 1835, y recibió totalmente inesperado un doctorado honorario de la Universidad de la Trinidad.



martes, 14 de enero de 2025

LA FLUORECENCIA ESTIMULADA POR LOS RAYOS ULTRAVIOLETA REVELA NUEVOS ESPECÍMENES OCULTOS DE PTERODÁCTYLUS

 Pterosaurio (del griego Pterosauria, por "lagartos alados") es el término de uso común para denominar a una especie de reptiles voladores (saurópsidos arcosaurios) que existieron durante casi toda la Era Mesozoica (entre 228 y 66 millones de años atrás). SI bien comúnmente son llamados pterodáctilos, este nombre designa sólo a una parte de esta gran familia que conformaban los primeros vertebrados en conquistar el aire.



Una compleja membrana sostenida por el cuarto dedo hipertrofiado de la mano, daban forma y estructura a sus alas, y todo su cuerpo estaba cubierto de plumas, algunas muy coloridas.

Un reciente estudio ha podido hallar cerca de 50 parientes hasta ahora ocultos del pterodáctilo, el primer pterosaurio, los que permitirán a los científicos reconstruir la historia de vida de este reptil volador desde la cría hasta la edad adulta.

El naturalista italiano Cosmo Alessandro Collini descubrió la primera evidencia fósil de pterodáctilos en 1784 en los yacimientos de caliza de Eichstätt, en Baviera (Alemania). Y recién en 1824, el naturalista británico William Buckland presentó al célebre Megalosauro en una reunión de la Sociedad Geológica de Londres, siendo el primero en describir el primer dinosaurio conocido.

Isaac Newton murió en 1727.



El primer fósil de pterosaurio, de 150 millones de años, tenía sólo el tamaño de una paloma, pero proporcionó la primera evidencia de un extraordinario grupo de reptiles voladores que llenaron los cielos del Mesozoico, volando sobre las cabezas de los dinosaurios, con alas que podrían extenderse hasta 10 metros o más.


Grabado de William Buckland, describiendo "la extremidad anterior de la mandíbula derecha inferior del Megalosaurus de Stonesfield cerca de Oxford", en 1824.

Este pterodáctilo quedó eclipsado por pterosaurios gigantes y más aterradores, como el Pteranodon y Quetzalcoatlus, que son los que dominan el imaginario de la mayoría de la gente. Sin embargo, el pequeño pterodáctilo siguió siendo uno de los favoritos entre los científicos de pterosaurios.



Fotos UV de los pies de Diopecéfalo kochi (A) y Pterodactylus antiquus (B). Barras de escala: 5 mm.

Al igual que para la mayoría de nosotros, esta confusión ha persistido durante siglos también para la ciencia. Pero gracias a un estudio que analizó, mediante luces ultravioleta, decenas de ejemplares de pterodáctilos en museos de todo el mundo, el misterio ha quedado resuelto y finalmente se ha descubierto la verdadera identidad de estos fósiles.

Los paleontólogos de la Universidad de Leicester, Robert Smyth y el Dr. Dave Unwin, pudieron sacar a la luz pequeños detalles óseos casi invisibles que distinguen un tipo de pterosaurio de otro. Identificando características óseas únicas que se encuentran en la cabeza, caderas, manos y pies, Smyth y Unwin revisaron sistemáticamente otros fósiles de los mismos depósitos y, para su sorpresa, gracias a la fluorescencia estimulada por rayos UV que reveló una sorprendente cantidad de detalles, descubrieron muchos otros ejemplos de pterodáctilos “camuflados” entre lo que se pensaba que eran otras especies de pterosaurios.



De pequeños, los pterodáctilos no son más grandes que un gorrión. La mayoría de los especímenes conocidos son comparables en tamaño a una paloma. Los adultos tenían una envergadura que superaba el metro. A diferencia de las aves, que deben crecer antes de volar, incluso los pterodáctilos más pequeños fueron capaces de volar desde una edad temprana.

Así fue como pudieron establecer un extenso retrato familiar de los pterodáctilos, que abarca desde “bebés pterodáctilo”, crías del tamaño de un petirrojo; pasando por “pterodáctilos adolescentes”, hasta pterodáctilos adultos del tamaño de un cuervo con una envergadura de casi diez veces mayor. De allí se desprende que este estudio tendrá un impacto revolucionario en nuestra comprensión de los pterosaurios.