El descubrimiento fue hecho por un investigador escocés mientras conducía un estudio en África occidental cuando taladraba el suelo para obtener datos sísmicos.
Este hecho de lo que parece ser un segundo cráter de impacto al otro lado del Atlántico, de una edad muy similar, 66 millones de años, plantea esta pregunta, ¿Fue la Tierra bombardeada en ese terrible día por más de una roca espacial?.
El Nadir No es tan grande como el que conocemos en Chicxulub, México, pero aun así habla de un evento catastrófico.
Bautizado como Nadir, este cráter se encuentra más de 300 metros por debajo del lecho marino, a unos 400 kilómetros de la costa de Guinea, en África occidental. Con un diámetro de 8,5 kilómetros, es probable que el asteroide que lo causó tuviera algo menos de medio kilómetro de diámetro.
La depresión oculta fue identificada por Uisdean Nicholson, un investigador de la Universidad Heriot-Watt en Edimburgo, Escocia. Había estado analizando datos de estudios sísmicos, buscando un lugar para perforar, para comprender mejor los cambios climáticos pasados en la Tierra.
Dichos estudios, obtenidos con frecuencia por buscadores de petróleo y gas, registran las diferentes capas de roca y sedimentos subterráneos, a menudo a una profundidad de varios kilómetros.
“Estas encuestas son como un ultrasonido de la Tierra. Probablemente pasé los últimos 20 años interpretándolas, pero nunca había visto nada como esto”, afirmó Nicholson.
Se estima que el asteroide que creó el cráter Chicxulub en el golfo de México tenía unos 12 kilómetros de diámetro. Abrió una depresión de 200 kilómetros de ancho y, en el proceso, desencadenó poderosos temblores de tierra, tsunamis y una tormenta de fuego global.
El impacto arrojó tanto material polvoriento al cielo que la Tierra se hundió en un profundo congelamiento. Los dinosaurios no pudieron sobrellevar el choque climático. En comparación, los efectos de un asteroride capaz de provocar un cráter del tamaño de Nadir habrían sido mucho menores.
“Nuestras simulaciones sugieren que este cráter fue causado por la colisión de un asteroide de 400 metros de ancho en 500-800 metros de agua”, explicó Veronica Bray, de la Universidad de Arizona.
“Esto habría generado un tsunami de más de un kilómetro de altura, así como un terremoto de magnitud 6,5, aproximadamente. La energía liberada habría sido alrededor de 1.000 veces mayor que la de la erupción y el tsunami de enero de 2022 en Tonga”, dijo.
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